El café se comercializa en el mundo desde hace 400 años, y la dura realidad es que durante cada uno de estos años, sin excepción, los caficultores han seguido siendo pobres y los importadores ricos. Se trata, por supuesto, de un análisis básico, sencillo y sin profundidad, pero que solo tiene una cosa a su favor, y es que resiste la prueba del tiempo.