Burundi es un país ideal para la producción de café arábica de alta calidad, que podría generar ingresos sólidos y recurrentes para miles de familias de agricultores. Una altitud promedio de entre 1.500 y 2.000 metros, abundantes precipitaciones y un bioma de sabana tropical se combinan para crear unas condiciones de cultivo excepcionales, donde el café representa el 80% de las exportaciones del país.
A pesar de ello, el sector cafetero burundés se enfrenta a numerosos retos. La mala salud de los suelos y el mantenimiento inadecuado de los cafetos se traducen en rendimientos bajos e irregulares. La producción también se ve amenazada por el cambio climático, que aumenta la frecuencia tanto de las sequías como de las lluvias torrenciales, con el consiguiente aumento de la erosión del suelo. Mientras tanto, las malas prácticas de procesamiento reducen la calidad y el precio de gran parte del café de Burundi, y el engorroso entorno empresarial y político del país lo hace menos atractivo para los exportadores mundiales.
El vídeo que podrán ver a continuación, es un incómodo recordatorio de lo desigual que puede llegar a ser la industria del café. Aquí observamos de primera fuente el duro trabajo que realiza un caficultor burundés y la exigua remuneración anual que recibe por ese trabajo. Si bien al día de hoy, según lo que nos informan los productores, los precios de la cereza se han prácticamente doblado, pero aun así no alcanza a ser USD 0,4 /kg cereza. La misma proporción que hace cuatro años atrás debido a la devaluación del Franco Burundés.
Hay algo extremadamente erróneo e injusto en el actual sistema mundial de precios del café, por lo que debemos trabajar colectivamente para ampliar las fronteras de la industria en general y de los cafés especiales en particular. Facilitar el acceso a mercados de alto valor a pequeños agricultores y cooperativas es clave para cambiar el modelo, a través de la trazabilidad, la educación y la transparencia.
Tú puedes ayudar prefiriendo cafés de calidad con trazabilidad y transparencia de precios.
Hay algo extremadamente erróneo e injusto en el actual sistema mundial de precios del café, por lo que debemos trabajar colectivamente para ampliar las fronteras de la industria en general y de los cafés especiales en particular. Facilitar el acceso a mercados de alto valor a pequeños agricultores y cooperativas es clave para cambiar el modelo, a través de la trazabilidad, la educación y la transparencia.
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