El largo viaje del café ha llegado a su fin. Han sido varios meses de arduo esfuerzo en los que miles de manos han trabajado juntas por un único objetivo, la producción de café de la mayor calidad posible. Aunque la situación logística ha mejorado con respecto al año pasado, la salida de Etiopía hacia Djibouti es caótica y lenta, lo que corre el riesgo de afectar la calidad del café y su contenido de humedad. Etiopía, segundo productor mundial de "sólo arábica" después de Colombia, sólo tiene una cosecha al año y en un periodo de tiempo muy limitado. Producir tanto café en tan poco tiempo es un gran reto, sobre todo cuando existen deficiencias en aspectos tan importantes como las infraestructuras, los flujos de capital, la inflación, el cambio climático y la falta de organización tan característica de África, pero especialmente presente en Etiopía.
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La calidad del café que bebemos a diario se ve muy afectada por la composición química de los granos tostados, la cual está directamente influenciada por la composición del grano verde, que a su vez, se ve directamente afectada por las condiciones de procesamiento previas y posteriores a la cosecha (como la variedad, clima, suelo, altitud, proceso, almacenamiento, etc.). Los criterios que usamos para medir dicha calidad incluyen: tamaño y forma del grano, año de cultivo, número de granos defectuosos, calidad en taza y contenido de humedad, densidad, actividad del agua. ¿Qué es la humedad? El contenido de humedad es la cantidad de agua (en forma de vapor) en una muestra, dada como un porcentaje del peso original de dicha muestra. En el café, no existe un estándar exacto para un contenido de humedad ideal, pero un rango generalmente aceptado oscila entre el 10 y el 12%, con algunas excepciones importantes como Sumatra que se acerca más al 12.5%; Y Etiopía y Kenia están más cerca del 9,5%.
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September 2024
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