El largo viaje del café ha llegado a su fin. Han sido varios meses de arduo esfuerzo en los que miles de manos han trabajado juntas por un único objetivo, la producción de café de la mayor calidad posible. Aunque la situación logística ha mejorado con respecto al año pasado, la salida de Etiopía hacia Djibouti es caótica y lenta, lo que corre el riesgo de afectar la calidad del café y su contenido de humedad.
Etiopía, segundo productor mundial de "sólo arábica" después de Colombia, sólo tiene una cosecha al año y en un periodo de tiempo muy limitado. Producir tanto café en tan poco tiempo es un gran reto, sobre todo cuando existen deficiencias en aspectos tan importantes como las infraestructuras, los flujos de capital, la inflación, el cambio climático y la falta de organización tan característica de África, pero especialmente presente en Etiopía.
Esta acumulación de deficiencias acarrea problemas. Crea cuellos de botella en las estaciones de lavado cuando los agricultores entregan las cerezas, y también durante el proceso de despulpado, fermentación y lavado; y luego en las camas africanas durante el secado, que nunca son suficientes para soportar los enormes volúmenes de café que llegan cada día. Se necesita un alto nivel de organización y un gran número de personas para poder llevar a cabo esta titánica tarea. A pesar de la escasez de recursos e infraestructuras, Etiopía consigue producir algunas de las tazas más exquisitas del mundo.
Con respecto a los precios, hemos intentado ofrecer los precios más bajos posibles, aunque éstos se han visto muy afectados por la inflación, y nunca hemos pagado tanto por 1 kg de cereza como esta temporada. Desgraciadamente, estos precios récord benefician poco a los caficultores, ya que con tasas de inflación del 35%, este aumento de los precios de la cereza no hace más que compensar el incremento de precios, y algunos caficultores están peor que el año pasado. La inflación sólo se come los salarios, sobre todo de los más pobres, en este caso los productores más pequeños.
Con respecto a los precios, hemos intentado ofrecer los precios más bajos posibles, aunque éstos se han visto muy afectados por la inflación, y nunca hemos pagado tanto por 1 kg de cereza como esta temporada. Desgraciadamente, estos precios récord benefician poco a los caficultores, ya que con tasas de inflación del 35%, este aumento de los precios de la cereza no hace más que compensar el incremento de precios, y algunos caficultores están peor que el año pasado. La inflación sólo se come los salarios, sobre todo de los más pobres, en este caso los productores más pequeños.