Durante los primeros días de nuestra civilización, en el lugar donde hoy se encuentra Etiopía, las tribus locales solían consumir el café tostando la cereza entera hasta quemarla. Luego, la cereza carbonizada se añadía a un brebaje de leche con mantequilla de vaca o cabra. Resultaba una bebida de sabor intenso, rico en proteínas y nutritiva que se consume hasta el día de hoy en algunas zonas, como Guji. Yo recientemente tuve la oportunidad de probarlo y honestamente no me gustó. La textura y el sabor de la leche con la mantequilla más la cereza quemada no son una buena mezcla para mi concepción del sabor, pero como fui invitado a la casa de una familia de productores muy tradicionales, en Etiopía es mal visto rechazar lo que a uno le ofrecen, y tuve que beberlo de todos modos. Me ofrecieron repetir, pero ese segundo vaso sí que lo rechacé porque ya no podía más. Como sabemos, Etiopía es la cuna de la especie arábica y el lugar donde comienza la historia y la cultura del café en el mundo. El método de procesamiento natural es la forma más antigua de procesar café, y también nace en Etiopía, luego se implementa en Yemen y se expande en todo el mundo. Antes de que alguien inventara el método lavado, que por cierto nadie sabe quién ni cuándo se creó, todo el café se procesaba con el método natural. En Etiopia llevan siglos produciendo cafés naturales y al día de hoy, en menor medida que los cafés lavados. Pero debido al cambio climático y la desertificación que está sufriendo Etiopía y muchas otras zonas productoras del mundo, se proyecta que los cafés naturales volverán a ganar relevancia.
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No te vamos a contar que en Etiopía todo es miel sobre hojuelas, que todo va perfecto, que los caficultores son felices, ni que el futuro es brillante, porque ciertamente no es verdad. Si bien ha habido mejoras en la situación humanitaria provocada por la guerra; la situación económica y climática solo empeoran. Las temperaturas están aumentando y las precipitaciones disminuyendo en un patrón que podría provocar una caída en la producción de 25% al año 2030, y la inflación golpea fuerte alcanzando un 34% anual en diciembre recién pasado. Para un importador de café, creo que todos compartimos la misma opinión, Etiopía es el origen más desafiante, pero al mismo tiempo el más gratificante en términos de experiencia de viaje y calidad del café. La calidad es parte de lo establecido, desde una perspectiva genética y de terroir siempre se espera que Etiopía perfiles de taza únicos, complejos e intensos, pero existen problemas relacionados con la intervención humana que no permiten hacer realidad estas altas expectativas.
Para la industria del café de especialidad las certificaciones son como la segunda ola del café, pasaron de moda! Ya no cumplen con su propósito, y esto se da porque las necesidades de los consumidores han cambiado y se han hecho más diversas y complejas. Qué amante del café de especialidad quiere tomar un café amargo en Starbucks, si perfectamente puede tomar un afrutado Kenia tostado ligeramente en una cafetería independiente? Este fenómeno también ocurre a nivel de finca. Por ejemplo, el caficultor ya no quiere los 0.2 USD/LB que le ofrece Fair Trade, sino que quiere un trato directo y ético con el importador de microlotes que le pagará 4 USD/LB o más. También pagar por la inspección de cafés orgánicos ha perdido el sentido, con el cambio climático hay zonas de cultivo donde no llueve por meses/años, y el caficultor debe utilizar fertilizantes químicos, de otra manera pierde la cosecha.
Los precios del café se han disparado por varios motivos. Entre ellos, la baja producción debido al cambio climático, los problemas logísticos de la pandemia, la inflación generalizada y la guerra en Ucrania. Esta última ha reducido considerablemente el acceso a insumos como fertilizantes inorgánicos, lo que no solo ha aumentado los costos de producción del café, sino que también ha reducido significativamente el margen de beneficio de los caficultores. Rusia es el mayor exportador de fertilizantes del mundo, pero su guerra con Ucrania ha interrumpido los envíos y ha hecho subir los precios del gas natural, un ingrediente clave para la fabricación de fertilizantes. El nitrato de amonio y la urea, las dos principales fuentes de fertilizante nitrogenado, son los fertilizantes más utilizados en el mundo. Los precios de los fertilizantes ya se habían más que duplicado en los últimos 18 meses, afectando a los caficultores de diversas latitudes del mundo.
Muchas veces nuestra industria olvida lo importante que son los pequeños caficultores para el trabajo que todos realizamos a diario. Esto lo podemos verificar cada vez que nos reunimos en eventos como el pasado World of Coffee en Milán, donde la atención se centra mayormente en competiciones, maquinaria, influencers, pero al parecer nadie se da cuenta que sin pequeños caficultores nada de eso sería posible, y se les ignora como se ha hecho por 400 años. Los tiempos que corren son tormentosos, para nadie en el mundo debería ser un misterio que el cambio climático está afectando nuestras vidas de manera radical. Para nadie tampoco, debería ser un misterio que la inflación está golpeando el bolsillo de las personas más pobres del mundo, y esto impacta particularmente a los caficultores quienes a pesar de los precios récords del café, no han visto su nivel de ingresos mejorado. Por último, debido a la guerra de Ucrania la escasez de fertilizantes podría provocar un déficit de casi el 20 % de la producción de café en 2022, además de crisis alimentaria que ya está provocando en diversas zonas de África.
El café es un cultivo de ciclo bienal, lo que significa que los cafetos en una cosecha tienen una productividad alta y en la siguiente, por la necesidad de recomposición que tiene la planta, la producción baja. Este fenómeno tiene una mayor influencia en el café de la especie Arábica, y un mayor impacto económico en aquellos orígenes que tienen una sola cosecha al año, como es el caso de Etiopía. Durante la cosecha 2022 en Etiopía, la producción se vio afectada por un ciclo bienal negativo, donde la floración disminuyó debido a la necesidad de la planta de recomponerse tras un periodo muy productivo la cosecha pasada 2021.
Incierto! Probablemente sería la respuesta que la mayoría de nosotros tendría como primera opción, pero afortunadamente, estamos viendo la luz al final del túnel en varios aspectos que nos perturbaron el 2021. Los hemos dividido en tres temas principales y los relacionamos con lo que nos convoca, que es el café de especialidad.
Siempre es importante recordar que hace apenas 27 años, Ruanda estaba en medio de una de las tragedias más horribles que la humanidad haya visto. El genocidio contra la población tutsi mató a casi un millón de personas y desplazó a dos millones más. Estos hechos sacudieron a este pequeño país y casi acabaron con la industria del café.
Sorprendentemente desde entonces, Ruanda ha disfrutado de fuertes tasas de crecimiento económico, creando nuevas perspectivas comerciales y sacando a muchas personas de la pobreza. Gracias a un gobierno eficiente que trabaja activamente para desarrollar la economía y reformar los sectores financieros y empresarial, el café de Ruanda se ha convertido en un actor muy importante, contribuyendo significativamente a los ingresos de divisas y a la monetización de la economía rural. En 2019, la agricultura representó el 29% de la economía de Ruanda, y el café representó un tercio de estos ingresos, con el 75% de la población total trabajando en el sector agrícola. |
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October 2024
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