Estamos en presencia de una revolución, una revolución de los agricultores! En caso de que no lo hayas notado, las revoluciones ya no tienen que ver con la guerra. Hoy las revoluciones son espirituales, tecnológicas o ideológicas. Además, los líderes ya no mueren por su causa, sino que buscan refugio en un país vecino hasta que pase el peligro o simplemente cambian de creencias. Esto es precisamente lo que ha ocurrido en Kenia, una revolución. La revolución del caficultor! Aunque, según nuestros registros recopilados a lo largo de los años, habíamos establecido que Kenia era el país africano donde se pagaba el mejor precio por kg de cereza (alrededor de 1 dólar por kg). Pero los cafetaleros no estaban contentos con eso, ¿y quién lo está? Todos queremos más, es parte de nuestra naturaleza humana. El problema aquí no fue la codicia, sino que muchos caficultores no generaban suficientes ingresos para cubrir sus costos de producción. Esto provocó que muchos de ellos abandonaran el café en favor de cultivos más rentables como el aguacate o la macadamia.
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Al comenzar este 2024, nos encontramos con que nuestra planificación de compras se ve empañada por la incertidumbre y la duda. Como sabrán, el nuevo Reglamento sobre deforestación de la UE (EUDR) exige que las empresas que comercializan café y otras materias primas como ganado, cacao, palma aceitera, caucho, soja y madera, así como productos derivados de estos, lleven a cabo una extensa diligencia en la cadena de valor para garantizar que los bienes no sean el resultado de deforestación reciente, degradación forestal o violaciones de las leyes ambientales locales. Las empresas importadoras europeas deberán prepararse para las nuevas obligaciones que se aplicarán a partir del 30 de diciembre de 2024. Desde la perspectiva del importador, el EUDR exigirá que las empresas mapeen digitalmente sus cadenas de suministro hasta las fincas donde se cultivó el café, lo que podría implicar el seguimiento de miles de pequeñas fincas en regiones remotas. Esto obviamente es imposible de llevar a cabo, porque los importadores no visitamos directamente a todos los pequeños productores con los que trabajamos y dependemos en parte de los datos proporcionados por exportadores o intermediarios locales, algunos de los cuales tampoco tratan directamente con los caficultores.
Las tensiones que se extienden desde la guerra en Gaza a los buques mercantes en el Mar Rojo, escalaron el sábado cuando diversos medios informaron que el ejército israelí había derribado más de una docena de aviones no tripulados de ataque. Los hutíes, un grupo armado que controla gran parte del norte de Yemen, han estado realizando ataques con drones y misiles contra objetivos israelíes y estadounidenses desde los ataques liderados por Hamás contra Israel el 7 de octubre. Han dicho que tienen la intención de impedir que barcos israelíes naveguen por el Mar Rojo hasta que Israel detenga su guerra contra Hamás, que gobierna Gaza.
Es una pregunta que nos hacen a menudo, sobre todo cuando llegan cafés populares como Etiopía o Kenia. Aunque el proceso logístico no es difícil en sí, implica tantos pasos que esto, lo hace complicado. Por lo tanto, requiere una planificación y coordinación adecuadas. En cada uno de estos pasos existe el riesgo de que la calidad del café se vea afectada si algo sale ligeramente mal. Como sabemos, la calidad del café viene determinada por la calidad de la cosecha, es decir, lo madura que está la cereza cuando se desprende del cafeto. Este es el punto máximo de calidad en la cadena de producción; después, todo es deterioro o, en el mejor de los casos, mantenimiento. La tarea de llevar el café de la planta a la torrefacción es lo que llamamos logística del café. Es un proceso que consta de tres etapas principales: producción, preparación y exportación/distribución. Cada una de estas etapas contiene una serie de subetapas o tareas que son llevadas a cabo por un gran número de personas y/o maquinaria. También es importante tener en cuenta que hay que cumplir una serie de normas y reglamentos aduaneros, legales y sanitarios. Además, en nuestro papel de importadores o compradores de café verde, debemos asegurarnos de que se cumplen las normas de calidad más exigentes en cada una de estas etapas.
El largo viaje del café ha llegado a su fin. Han sido varios meses de arduo esfuerzo en los que miles de manos han trabajado juntas por un único objetivo, la producción de café de la mayor calidad posible. Aunque la situación logística ha mejorado con respecto al año pasado, la salida de Etiopía hacia Djibouti es caótica y lenta, lo que corre el riesgo de afectar la calidad del café y su contenido de humedad. Etiopía, segundo productor mundial de "sólo arábica" después de Colombia, sólo tiene una cosecha al año y en un periodo de tiempo muy limitado. Producir tanto café en tan poco tiempo es un gran reto, sobre todo cuando existen deficiencias en aspectos tan importantes como las infraestructuras, los flujos de capital, la inflación, el cambio climático y la falta de organización tan característica de África, pero especialmente presente en Etiopía.
No te vamos a contar que en Etiopía todo es miel sobre hojuelas, que todo va perfecto, que los caficultores son felices, ni que el futuro es brillante, porque ciertamente no es verdad. Si bien ha habido mejoras en la situación humanitaria provocada por la guerra; la situación económica y climática solo empeoran. Las temperaturas están aumentando y las precipitaciones disminuyendo en un patrón que podría provocar una caída en la producción de 25% al año 2030, y la inflación golpea fuerte alcanzando un 34% anual en diciembre recién pasado. Para un importador de café, creo que todos compartimos la misma opinión, Etiopía es el origen más desafiante, pero al mismo tiempo el más gratificante en términos de experiencia de viaje y calidad del café. La calidad es parte de lo establecido, desde una perspectiva genética y de terroir siempre se espera que Etiopía perfiles de taza únicos, complejos e intensos, pero existen problemas relacionados con la intervención humana que no permiten hacer realidad estas altas expectativas.
¿Por qué preferirías uno sobre el otro, si solo están separados por un borde imaginario? Un café cultivado en el norte de Burundi tiene exactamente el mismo microclima, varietal, proceso y terruño que uno del sur de Ruanda. No hay más diferencia que el nombre del origen hasta este punto del proceso de producción, aunque hay muchas diferencias en otros varios aspectos. Ambas economías son mayoritariamente agrícolas y se practica una agricultura muy diversificada en todos sus territorios. El café arábica es el principal cultivo comercial y constituye la principal exportación de ambos países. Siendo mucho más importante en términos de ingresos totales de divisas para Burundi que para Ruanda, porque esta última economía está más desarrollada y diversificada.
A menudo pensamos que no se habla lo suficiente de Burundi en la industria del café de especialidad, y en Kilimanjaro Specialty Coffees queremos cambiar esa idea y darle a este maravilloso país y origen, que produce algunos de los mejores cafés del mundo, el lugar que se merece, en el podio africano junto a Kenia y Etiopía. Uno de los países más pequeños de África, Burundi no tiene salida al mar y tiene un clima ecuatorial. Burundi se ubica sobre el Albertine Rift, la extensión occidental del Rift de África Oriental. Esto es importante porque los suelos del Gran Valle del Rift son volcánicos y muy fértiles. Sus zonas de cultivo se caracterizan por producir una taza de intensa acidez fosfórica, gran cuerpo con algunos matices afrutados y un sabor complejo.
Muchas veces nuestra industria olvida lo importante que son los pequeños caficultores para el trabajo que todos realizamos a diario. Esto lo podemos verificar cada vez que nos reunimos en eventos como el pasado World of Coffee en Milán, donde la atención se centra mayormente en competiciones, maquinaria, influencers, pero al parecer nadie se da cuenta que sin pequeños caficultores nada de eso sería posible, y se les ignora como se ha hecho por 400 años. Los tiempos que corren son tormentosos, para nadie en el mundo debería ser un misterio que el cambio climático está afectando nuestras vidas de manera radical. Para nadie tampoco, debería ser un misterio que la inflación está golpeando el bolsillo de las personas más pobres del mundo, y esto impacta particularmente a los caficultores quienes a pesar de los precios récords del café, no han visto su nivel de ingresos mejorado. Por último, debido a la guerra de Ucrania la escasez de fertilizantes podría provocar un déficit de casi el 20 % de la producción de café en 2022, además de crisis alimentaria que ya está provocando en diversas zonas de África.
El café es un cultivo de ciclo bienal, lo que significa que los cafetos en una cosecha tienen una productividad alta y en la siguiente, por la necesidad de recomposición que tiene la planta, la producción baja. Este fenómeno tiene una mayor influencia en el café de la especie Arábica, y un mayor impacto económico en aquellos orígenes que tienen una sola cosecha al año, como es el caso de Etiopía. Durante la cosecha 2022 en Etiopía, la producción se vio afectada por un ciclo bienal negativo, donde la floración disminuyó debido a la necesidad de la planta de recomponerse tras un periodo muy productivo la cosecha pasada 2021.
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